martes, 15 de octubre de 2013

Conversión de Pearce



Me ha impresionado mucho el relato de conversión de Joseph Pearce [aquí en papel / y en kindle]. Ya me dijo, cuando estuvo aquí hace un año y medio, que se estaba mentalizando para escribirlo, porque le iba a suponer un gran esfuerzo: lo entiendo ahora, leído ya el libro. Le ha salido redondo, me parece, por su sinceridad (ha tenido que ser bien doloroso hacer examen de su vida como la muestra aquí), la claridad y fluidez de la narración y la descripción de ambientes bien complejos: el mundillo cargado de odio de los movimientos racistas de los setenta y ochenta en Inglaterra, con sus ramificaciones musicales (punks frente a skinheads) y en las hinchadas de fútbol.
De todo eso salió para cambiar su vida radicalmente y convertirse además en un gran escritor. Es otro ejemplo -otra vez Inglaterra- de inteligencia que se abre a la Verdad por la vía de un esfuerzo intelectual sostenido frente a los propios prejuicios.

Al final llega "al amor racional" del título: no un amor teórico, sino al amor difícil que es entrega.  Y que se comprende al final del libro cuando habla de su hijo Leo, que con síndrome de Down y autismo es "por definición, amor" (231).
En esa línea le da muchísima importancia a gestos concretos que tuvieron con él personas en principio 'enemigas': un punk que le acabó invitando a una cerveza, un policía que le dio dinero para el fútbol, un judío que defendió su derecho cuando lo cómodo habría sido mandar a la mierda a aquel chavalito de ojos de odio, pelo al rape y racismo por todos los poros.

Me interesó mucho también seguirle en su camino hacia el distributismo, aunque no llego yo tan lejos en la defensa del gobierno de cercanía, porque mi problema es que ahí acabo viendo a Feijoo y el hecho es que me da lo mismo que me desgobierne él o Rajoy. Pero en lo de la subsidiariedad (y ahí la familia como lo nuclear) y en el estar enfrente de los estatalismos hegelianos que padecemos, me tiene a su lado.

En ese proceso me gustó ver que como a mí le influyó primero 1984 de Orwell, pero sobre todo Solzhenitsyn. Donde Orwell se queda muy corto, por su incapacidad de aceptar la posibilidad del don y la entrega (ejemplificada en la desoladora conclusión de la novela), sí es posible en Solzhenitsyn, que en el extremo de la desesperación encuentra la esperanza y la posibilidad de felicidad: no pequeña diferencia.

Podéis leer las primeras páginas en pdf aquí. Y en este enlace hay un vídeo de una entrevista que le hicieron sobre el libro (10 min.): From fascist to faithful : Prime time : SunNews Video Gallery

2 comentarios:

  1. Ea, comprado. A pesar de todo (dinero y tiempo), millones de gracias por tan oportuno aviso, tan sugerente reseña, tan suculentos enlaces.

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  2. Qué bueno. Yo en la Rioja soy completamente distributista...

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