sábado, 17 de noviembre de 2007

Baeza (VII)

Mi amigo se tenía que ir, así que yo me quedé a amortizar mi entrada gratuita: pasé por la nueva tienda del Prado, compré tres postales y cuando fui a pagarlas me soplaron 3 euros (¡ya somos europeos!). La primera sala de la zona antigua tenía al Bosco y a Patinir: qué lejos tan buenos. En la parte de atrás del tríptico del Jardín de las delicias un mundo esférico en gris, pero con la tierra plana en medio y el cielo como una semiesfera encima.


Pone: Ipse mandavit et creata sunt / Ipse dixit et facta sunt (Lo ordenó y fueron creados / Lo dijo y fueron hechos).
Así que mientras todo el mundo miraba las extrañas figuritas yo me fijaba en lo de detrás: ganas de hacerme el original. El resto de las salas simplemente las paseé. Me paré en el Mantegna (¡qué lejos!), en el Antonello de Messina, en cuadros de Murillo, en el cordero de Zurbarán. No sé cuándo volveré. Si viviera en Madrid me digo que iría todas las semanas, pero no vivo en Madrid.
Luego me acerqué al Real Oratorio del Caballero de Gracia, siguiendo la sugerencia de Arancha y César. Bien. Me encontré en la puerta a don Juan, un terremoto como siempre, que me dio en un segundo folletos varios. En el camino, hallazgos en una librería y la visión de gente que se estaba poniendo ciega de canapés en la librería Blanquerna (de la Generalitat).

1 comentario:

  1. a mi no sé si me gusta más el derecho o el revés. Y también me encantaría tenerlo en casa para verlo y reverlo.
    que viva el buen gusto en compostela

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