viernes, 8 de diciembre de 2006

Vespro della Beata Vergine Maria

Como después de la novena en la Catedral había música de Monteverdi, el Vespro della Beata Vergine Maria, ya que tenía que salir tiré la casa por la ventana, primero devoción y luego devoción, o eso esperaba.
En el camino realicé mi obra buena del día dos veces: di dos pitillos a dos que sucesivamente me pidieron tabaco, resguardados en los soportales de la plaza de Cervantes. Es otra paradoja de Santiago: no hay casi soportales. Eso explica que en diez minutos tenía empapados los pantalones y mojados los pies. A punto estuve de coger una liebre gracias a la labor combinada de las piedras milenarias mojadas y las traicioneras hojas resbaladizas (adjetivación barroca).
Llegué y me puse en el tercer banco.
Novena: gente pasando por todos los lados. Estos visitantes/turistas quitan la devoción (sí, ya sé que es una excusa y que no debería fijarme en esos rollos).
Al acabar, una encargadilla (pagaba la Fundación Caixa Galicia) quiso echarnos a los de las primeras filas para colocar autoridades. Me negué y allí me quedé; luego no vino nadie: se debieron de oler la tostada (nunca mejor dicho). No se puede decir que me preparara para la audición con el mejor ánimo: cabreado, con los pies fríos, sin cenar y la cabeza en otro sitio.
El famoso Vespro, que debe de ser la repera, a mí se me hizo muy largo. Es una serie de motetes, salmos cantados por el coro, antífonas. Todo muy barroco (pero Charles Ryder descubrió el barroco en Brideshead, me recordé). Cada canción -o como se llame- la cantaba gente distinta, una de las tres mujeres solistas, o dos, o las tres, o alguno de los tres hombres, o la mitad del coro, o se iba uno al fondo y cantaba en eco. Si eso no es barroco, que baje Dios y lo vea. Pero música barroca en la que hacen gorgoritos con palabras como 'propter' (pro-ooooooo-ooo-ooooo-pppp-ter, tres minutos), no es para mí. Dadme el Requiem de Mozart, dadme la Pasión según san Mateo de Bach, en las que la música y el texto tienen una unión clara y donde hay e-mo-ción. No quiero gorgoritos preparados para asombrar al pesetero dux veneciano. Me había llevado el texto (latino, de algo tiene que servir la Filología Clásica) e intentaba seguirlo, pero me quedé más frío que un témpano. Yo a la música clásica le pido eso, emoción, ya que mi falta de oído y mi ignorancia absoluta de esa música no me permiten ni siquiera ser melómano.
Seamos positivos: partes del Ave maris Stella eran muy bonitas. El coro y los músicos eran muy buenos. Lo he podido contar en el blog. ¡Pero dos horas!
Podéis oír partes aquí. Yo voy a volver a escucharlas, a ver si cambio de opinión.

8 comentarios:

  1. El arte es como la vida: no puede gustarnos todo. A veces (lo digo por mí) cometemos el error de pensar que porque algo (música, pintura, literatura) es barroco o renacentista o lo que sea, ya nos va a colmar de gozo. Y, como en la actualidad, entonces había también mucho petardo. No conozco las Vísperas de Monteverdi y no sé si es el caso.

    Yo el domingo pasado fui muy feliz a un concierto de danzas y villancicos recuperados del Corpus Christi de Valencia del siglo XVII y me prometía casi salir de allí dando pasitos como un infantillo barroco. Y lo que pasó es que tuve que hacer verdaderos esfuerzos para no dormirme.

    Mis últimos "éxtasis" han sido gracias a Trapiello y, de alguna forma, la culpa es tuya. Gracias por las pistas y por estas entradas.

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  2. Los soportales de la zona vieja se hicieron para los puestos de la feria, cada arcada mide lo que medían los carros, y ahí se colocaban los puestos, no se hicieron tanto con la idea de salvaguardar de la lluvia a los compostelanos.

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  3. Creo que cambiarás de opinión. El Vespro (yo decía "las", pero conociéndote seguro que lo correcto es el singular) es efectivamente la pera limonera. Monteverdi es el padre de la ópera (Orfeo, Retorno de Ulises a su patria), y sus vísperas fueron también un paso decisivo en el tránsito del renacimiento al barroco. Evidentemente no tienen la religiosidad de Bach, pero están muy bien.
    Para entrar en su música, te recomiendo sus madrigales (hay uno del que me acuerdo ahora "torna zéfiro, zéfiro torna", delicioso).

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  4. Dal, no tienes que tener muy en cuenta lo que digo sobre la música clásica porque soy un ignorante casi absoluto. De lo que tengo miedo es de creérmelo y pontificar sobre ese tema, así que ya me bajé los mp3 del Vespro y voy a oírlos con los pies calientes.
    Abrazo.

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  5. Yo estuve en el mismo concierto, y la verdad es que no se parece en nada al que contabas. En primer lugar, lo que no se puede hacer es recortar una obra para que sea más "accesible", porque si no nos ponemos en la tesitura de Luis Cobos. Y después, si bien la noche no era en absoluto acogedora para salir de casa, y menos ir a la Catedral, con el frío que hacía, habrás comprobado que había muchísima gente, incluso ocupando aquellas zonas de la iglesia que no son tan adecuadas para ver un concierto.

    En cuanto a la parte musical, estamos un poco saturados de tanto Mesías de Händel, tanto Requiem de Mozart, y tanta 9º de Beethoven. Y este que ha sido un año Mozart, pues hartitos estamos de Wolfgang hasta en la sopa. A lo que la gente no está acostumbrada es a escuchar los extremos: Música contemporánea, y música medieval y renacentista. Sin más, recomendar el drama litúrgico Ordo Profetarum, que se representará en la Catedral el próximo día 30 de Diciembre. Es largo, pero merece la pena. Hay que ir concienciado de qué es lo que se va a escuchar. Si no, ...¿Cuánto dura La Creación, de Joseph Haydn? Tres Horas. ¿El Christus, de Franz Liszt? Otras tantas. ¿Las óperas de Wagner? De 4 horas no baja ninguna. Lo que no podemos pretender es que la música se ajuste a los formatos comerciales que se están instaurando para las gentes faltas de paciencia e interés para escuchar una obra completa, entenderla y disfrutarla. Dices que la música no te transmitía emoción? Pues imagínate el principio "Domine ad adiuvandum me festina", con toda la fanfarria de sacabuches y cornetos. ¿Sabes cómo se pueden mantener más de 8 páginas de música en la que no se cambia de acorde? Pues con emoción. Y no te digo nada de soportar la lluvia que caía por uno de los cristales de la linterna del crucero que rompió el temporal. El clave se mojó, el órgano también, y una buena parte del coro, yo entre ellos. Si no te emocionaste...la culpa no es de la música.

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  6. Por cierto, el hecho de que te dejara fria la actuación, una vez más, no fue cosa de la música. Era el día, que le llegaba el frío y la humedad. De todas las maneras, se agradece a todo el mundo que fue desafiando los elementos.
    Y una cosa más, por aquello de recomendar cosas interesantes, si puedes intenta conseguir el dvd de John Eliot Gardiner con el Coro Monteverdi, y con Bryn Terfel de solista, entre otros, cantando el Vespro. Nuestra versión no era para nada como esa (¡más quisiéramos!) pero quizá es un poco mejor que la que propones tú para escuchar. ¿Qué coro es? Está desafinadísimo, y en el Nisi Dominus van cada uno a su bola! A mi la versión que me dejó un poco frío fué la de Savall, que siendo impecable técnicamente, adolece de una falta de energía.

    Y puestos a recomendar, si puedes escuchar el Officium Deffunctorum de Cristobal de Morales, versión de Savall, en una de sus primeras grabaciones, verás lo que es emoción y muuuucha calidad en una obra de uno de nuestros grandes compositores nacionales. Nada más, y un saludo.

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  7. Buff, qué responsabilidad escribir frívolamente de algo. Apreciado Mithrandir: tienes que tomar mi relato como el de un casi absoluto ignorante en la música clásica. Puede que cargara las tintas en lo negativo, pero me estaba muriendo de envidia al ver al coro, los músicos y los cantantes: siempre quise estar en un coro, pero mis cualidades son nulas, mis orejas torcidas y mi conocimiento de música, cero.
    Tomo nota de tus sugerencias. En el Ordo Prophetarum estuve ya el año pasado: aquí la crónica.

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  8. Te comento que para el próximo año tenemos pensado seguir con música religiosa de estilo muuuuy distinto al de Monteverdi o el Ordo Profetarum. Alrededor de Semana Santa vamos a volver a hacer el Requiem Alemán de Brahms, versión de Londres (coro, solistas y piano), y hacia finales de año tendremos una de mis obras favoritas, la Petite Messe Solennelle del Maestro Rossini. La verdad es que sí, es una misa, pero no es pequeña ni es solemne. La compuso un poco forzado por sus seguidores, que quisieron sacarlo de su inactividad y de su gozosa vida de gourmet, alcanzada ya la fama con sus numerosa sy exitosas óperas. Entonces compuso esta misa, que no tiene desperdicio. Y ya en serio, si escuchas el Stabat Mater del mismo Rossini, verás cómo se llega a la expresión musical más veraz de la frase "Stabat Mater dolorosa". Un placer.

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