viernes, 11 de marzo de 2005

11M2005

Íbamos a un funeral, cinco profesores en el mismo coche.
Uno de ellos empezó a contarnos su visión de la Iglesia: Católico de izquierdas / Chistes de curas/ El matrimonio (variaciones picantes).
Supongo que la cosa tenía más morbillo teniéndome a mí de oyente.
Pasó el funeral. Misa de compromiso. Saludos a los familiares: esas situaciones embarazosas en las que uno no está directamente implicado pero a las que no puede faltar.
A la vuelta otra vez el tema La auténtica doctrina de Jesucristo / pero san Pablo lo estropeó /grupos de poder / la Iglesia de los pobres / nadie acepta ya que.
Y me harté y salté y le grité a aquel profesor que no tenía ni idea / que antes de criticar lo mejor era que se callara / que estudiara las cuestiones más a fondo.
El me gritó: vosotros siempre pontificando / los pobres de Suramérica / no pensáis que los demás puedan tener la razón / siempre me pasa lo mismo con vosotros.
Mientras nos dedicábamos lindezas (entre medias estaba una pobre profesora) los otros tres aguantaban el tipo; no se podían tirar del coche en marcha, aunque les hubiera gustado (y más en Galicia, donde todo el mundo oculta todo lo que puede lo que piensa de lo que sea y estas situaciones no se suelen dar).
Por suerte llegamos a Santiago y él se bajó antes. Al día siguiente vino a mi despacho a pedirme perdón. Y me avergoncé de lo cafre que puedo llegar a ser y de no haber sido yo el que le hubiera pedido perdón antes.

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